En esta imagen del satélite Landsat 8, adquirida el 26 de agosto pasado a las 11.11 am hora dominicana, se observa el incendio todavía activo en el parque nacional sierra de Bahoruco. Destacan claramente, en tonos rojos intensos, frentes del incendio en distintas direcciones. Al momento de adquisición de esta escena, se habían quemado unas 430 hectáreas.
Este fenómeno fue detectado por primera vez en el registro de anomalías térmicas del sensor MODIS el pasado 25 de agosto. El punto probable de origen del incendio está entre Canote y Pelempito, donde hay importantes superficies de pinar.
Se informa que las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente están en el área desde el lunes pasado, trabajando en labores de extinción.
Las causas todavía no han sido esclarecidas, pero tradicionalmente estos incendios se atribuyen a hogueras mal apagadas por personas que se desplazan dentro del parque, o incluso piromanía. En un estudio de los incendios forestales ocurridos en las últimas décadas en la sierra, se detectó una importante cantidad de incendios provocados por «monteros» (cazadores de puercos cimarrones).
Dr. José Ramón Martínez Batlle (Ph.D)
Enhorabuena por la aportacion. Dias atras he leido un nuevo articulo de Laurence (2013) donde tiene cabida todo lo que ocurre en el P.N.Bahoruco. Te lo envio JoseRa por email a tu correo ya veras como mantendras la interrogante sobre si verdaderamente sirve para algo la categoria de proteccion.
Gracias Fernando.
El artículo es bastante interesante, y deja patente, aunque con muchas preguntas abiertas, que la investigación de campo beneficia ampliamente la biodiversidad y los atributos de las áreas protegidas. Insiste también en la necesidad de la investigación de campo a largo plazo como forma de salvaguardarlas. Uno de los aportes más interesantes del artículo queda contenido en el encarte 3 (Box 3), sobre los enfoques para evaluar el impacto de la investigación científica en las áreas protegidas, así como las preguntas relacionadas que surgen tras la realización de las primeros estudios. Una de éstas es ¿deben los investigadores estudiar localidades que sufren grandes amenazas, aun cuando esto suponga mayores riesgos personales, para maximizar los beneficios a la conservación? Y me hace recordar los años de trabajo de campo de mi tesis doctoral en Bahoruco, cuando me encontraba con personas beligerantes en pleno centro del parque, defendiendo unas plantaciones de tayota que habían avanzado sobre bosques nublados, o carboneros fuertemente armados que defendían sus sacos de carbón elaborados con árboles recién talados del bosque mesófilo. Todo esto fue denunciado y, aunque no ha cesado la invasión ni el impacto, al menos se ha reducido.
Creo que en RD tenemos buenos ejemplos de la contribución de la investigación, como son el parque nacional Los Haitises, Del Este, Jaragua y Bahoruco, entre otros. Igualmente, al igual que comenta Laurance, quedan muchas preguntas abiertas, pero creo que el balance general es positivo.
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