Macon.do. Breve espacio para el desahogo, cuando la realidad supera a la ficción. Número 1

Me dirijo en mi carro por la calle Cibao Oeste de Los Cacicazgos, Santo Domingo, en dirección sur-norte. En la intersección con la Nibaguana (tipo «T»), una señora se incorpora y me obliga a frenar (se salta la parada obligatoria).

Le acompañaban otras 7 personas más: 4 detrás, 2 en el asiento del copiloto y UNA BEBÉ EN BRAZOS DE LA CONDUCTORA. No salgo de mi asombro, no me lo creo.

Ella, ahora delante de mí, sigue hasta la Enriquillo. Coincidiendo con la esquina del supermercado Bravo, frena en seco en medio de la vía. Bajan, con toda su calma, las 4 personas de la parte trasera. Yo toco bocina… nadie en el carro se inmuta.

Un policía, de los que regula el tráfico para la avanzada presidencial, le hace señas de que avance (yo esperaba otra cosa), y le exige que no bloquee el tráfico.

Ante mi asombro, cuando paso frente al policía le pregunto:

¿Lleva una bebé en brazos la conductora?

Ah…sí, sí, claro, era una bebé ‒me responde, como «aclarando» que no era UN bebé.

No me lo puedo creer ‒le dije.

Moraleja: «es normal que todos los conductores llevemos una bebé en brazos mientras manejamos, y que la policía no haga nada para impedirlo».

Realidad>ficción

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